Era un día lluvioso de otoño. Ana y su hermano Pablo estaban aburridos en casa sin nada que hacer. De repente, Pablo tuvo una idea:
- "¡Ya sé! ¿Qué tal si jugamos a algo? Tengo este nuevo juego de mesa llamado '5 en V' que me regalaron en mi cumpleaños. Aún no lo he estrenado".
Ana miró el tablero hexagonal con curiosidad. "¿De qué trata el juego?" preguntó.
Pablo procedió a leer las reglas.
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"Cada jugador tiene un símbolo, cruz o círculo. Por turnos, deben colocar su símbolo en una casilla vacía del tablero. El objetivo es formar una estructura en forma de 'V' con 5 casillas propias. La 'V' puede estar en 18 combinaciones distintas según la orientación en el tablero."
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"Suena interesante, ¡vamos a jugar!", dijo Ana entusiasmada.
Los hermanos se sentaron en la mesa, con el tablero de 19 casillas entre ellos. Pablo sugirió ser el jugador de las cruces y dejarle a Ana las círculos. Ella estuvo de acuerdo.
Ana comenzó la partida colocando su círculo en una casilla al azar. Pablo estudió el tablero pensativo y luego hizo su jugada. Así continuaron, turno tras turno, colocando sus símbolos estratégicamente.
A medida que avanzaba la partida, el tablero se fue llenando de cruces y círculos. En un momento, Pablo estuvo a punto de completar su "V" ganadora, pero Ana logró bloquear su jugada justo a tiempo.
- "¡Uf, por poco!", exclamó Pablo. Ana sonrió satisfecha.
Luego de varios turnos de juego, solo quedaban unas pocas casillas vacías en el tablero. Ninguno de los dos había logrado aún formar la tan ansiada "V". En su turno, Ana estudió las posibilidades que le quedaban. Por más que analizaba el tablero, no veía cómo hacer una jugada ganadora.
Pablo aprovechó su momento de duda y rápidamente colocó su cruz en la casilla clave, completando su "V" para la victoria.
- "¡Ja, te gané!" exclamó Pablo con una gran sonrisa.
Ana observó la alineación de cruces con incredulidad. Efectivamente, no había visto esa jugada ganadora de su hermano.
- "Rayos, estuve tan cerca. Buena partida, Pablo", reconoció Ana.
Aunque le dolía un poco perder en el último momento, Ana admitió que se había divertido mucho con ese nuevo juego. Los hermanos recogieron el tablero y las piezas mientras comentaban las sus jugadas.
El cielo se había despejado afuera, y un brillante arcoíris apareció tras la lluvia. Pablo y Ana decidieron salir a dar un paseo y estirar las piernas, después de esa entretenida tarde jugando "5 en V". ¡Sin dudas jugarían otra partida muy pronto!